La juventud no lo definen los años, pero con el tiempo dejamos de habitar actitudes, pensamientos y acciones que son tan únicas de esa época; pero cuando el trabajo se hace con, por y para ellos sucede algo maravilloso, volvemos a conectar, volvemos a empatizar.
Trabajar con una generación diferente a la de cada uno puede ser difícil, pero para eso estamos capacitados y la experiencia nos ha trazado palabras y acciones para poder orientar vidas.
Ser joven es ver miles de oportunidades y no saber decidirse por una, es poner a prueba la resistencia del otro, es cuestionar la vida, el cambio, es absorber, equivocarse y mucho más.
Todo eso sucede en esta casa, todo eso y más pasa con nuestros jóvenes, pero a diferencia de muchos, ellos nos tienen. Tienen la experiencia y la madurez de personas que los guían, que son referentes y que hacen ese mundo tan complejo un camino fácil de recorrer.
Atendemos jóvenes en situaciones desfavorables e intentamos que parte de su niñez y juventud sea positiva y puedan gestionar un propósito. Este trabajo no se hace solo, son muchas las personas que participan en esta formación, personas que están adentro como desde afuera, así juntos, en esta unión, es que la juventud dentro de Ciudad Don Bosco cobra sentido.
Hemos decidido ser parte de esa esencia que cada joven construye por si mismo basado en sus experiencias, amistades, sueños, en las personas que se quiere transformar.
La juventud es nuestro presente, es por lo que Ciudad Don Bosco ha existido y existirá para ver en cada proyecto de vida la posibilidad de cambiar millones de mundos, de vidas, de presentes y formar un valioso futuro.
Innovamos y evolucionamos a medida que la juventud lo hace, proponemos los cambios a nuestros aliados y buscamos que la transformación sea por todos los ámbitos, así garantizamos brindar siempre lo mejor a quienes son nuestros primeros beneficiarios, nuestros jóvenes.